Sunday, 4 December 2016

Aceptación, resignación o da lo mismo?

Es lo mismo aceptar y resignar? Que nos pasa cuando aceptamos y que nos pasa cuando resignamos? Acaso no perdemos algo en ambas actitudes? Acaso no ganamos un poquito de tranquilidad en ambas actitudes?

Llega un punto en el cual yo ya no sé que es lo más conveniente entonces dejo que el tiempo decida sin mucho más alboroto. Pensar demasiado sin expresar nada de lo que quiero no sirve y aceptar todo como viene sin cuestionar al menos una pequeña parte tampoco. Entonces, cuál es el equilibrio?

Leyendo de aquí y de allá, charlando con amigos e incluso meditando y reflexionando sobre mi forma de ser y de actuar me llevan siempre a la misma conclusión: ya fue, deja que todo siga como tiene que ser y listo. Por qué? Porque me considero una persona bastante pacifista y no me gusta ni nunca me gustó entrar en discusiones por diferencia de opinión ya que termina siendo una lucha de ego y no me termino sintiendo bien al final. Por tal motivo, últimamente decidí optar por dejar ser sin ceder mi punto de vista pero sin entrar en banalidades de quien esta en lo correcto y quien esta equivocado.

El peligro o miedo o defecto que le veo a esta forma de pensar en muchos casos es la de no plantarme con lo que soy ni con lo que pienso y dejar que el otro tome la posta y se sienta "ganador". Aún mas, me ha ocurrido de verbalizar situaciones que me molestan con otras personas que no son las afectadas por el conflicto generando una situación en la cual no rescato nada mas que la lógica pura de hablar con quien tenga que hablar.

De signo Géminis me caracterizo por no guardar rencores con nadie pero sí de medirme más a partir de algo que no me haya gustado entonces vuelvo a ser yo y se genera un ciclo en el cual ocurre siempre lo mismo.

Cómo salir de ese ciclo? Cómo aceptar que hay situaciones y por ende actitudes que ya no van mas? Resigno mi forma de ser en pos de la tranquilidad del otro solo para no discutir ni pelear?

A Toddler Serial Killer short story (inspired by true events)

In the small, sleepy town of Worcester, nestled among rolling hills, there was an unusual shop that always seemed out of place—a haberdashe...